A través del proceso de retirada de armas de las manos de miembros de grupos armados, la salida de estos combatientes de sus grupos y la ayuda a su reintegración como civiles en la sociedad, la labor de DDR pretende ayudar a los excombatientes y las personas vinculadas a grupos armados para que puedan convertirse en participantes activos del proceso de paz. Como vía alternativa, permitir que algunos excombatientes se incorporen a los servicios uniformados formales del Estado regulariza su situación y vela por una estrecha vinculación entre las iniciativas de DDR y la reforma del sector de la seguridad.
¿En qué consisten el desarme, la desmovilización y la reintegración (DDR)?
El desarme, la desmovilización y la reintegración sientan las bases para salvaguardar y mantener las comunidades a las que regresan estas personas, a la vez que crean capacidades para la paz, la seguridad y el desarrollo a largo plazo.
En las situaciones en que es demasiado pronto o no es posible llevar a cabo programas de desarme, desmovilización e integración, las Naciones Unidas prestan apoyo a los programas de reducción de la violencia comunitaria que generan las condiciones adecuadas para que los procesos políticos progresen y los grupos armados se disuelvan. Estos se pueden desarrollar también al mismo tiempo que los programas de DDR, de manera que los complementan y abordan las necesidades de las comunidades y, al mismo tiempo, las de los combatientes.
¿Dónde estamos haciendo esto?
En 2019-2020, el equipo de la Sección de Desarme, Desmovilización y Reintegración de la Oficina del Estado de Derecho y las Instituciones de Seguridad ha prestado apoyo a los procesos de desarme, desmovilización y reintegración en las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en Darfur (Operación Híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur (UNAMID)), la República Centroafricana (Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA)), la República Democrática del Congo (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) y Sudán del Sur (Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS)).
La Sección de Desarme, Desmovilización y Reintegración también apoya la misión política especial en Burundi (Oficina del Asesor Especial del Secretario General sobre Burundi (OSASG-B)), Colombia (Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia (UNVMC)), Etiopía (Oficina de las Naciones Unidas ante la Unión Africana (ONUUA)), los Grandes Lagos (Oficina del Enviado Especial del Secretario General para la Región de los Grandes Lagos (OSESG-GL)), Haití (Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH)), el Iraq (Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para el Iraq (UNAMI)), Libia (Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL)), Somalia (Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Somalia (UNSOM)) y el Yemen (Oficina del Enviado Especial del Secretario General para el Yemen (OEESGY)), así como entornos ajenos a las misiones, por ejemplo, Burkina Faso, el Camerún, la cuenca del lago Chad, Côte d’Ivoire, Etiopía, Mozambique, la República del Congo y Sierra Leona.
Desarme, desmovilización y reintegración y proceso político
Las Naciones Unidas interactúan cada vez con mayor frecuencia con grupos armados en contextos de misiones caracterizadas por su complejidad. Los oficiales de desarme, desmovilización y reintegración y de reducción de la violencia en las comunidades se han convertido en los primeros miembros del personal de las Naciones Unidas desplegados sobre el terreno con el mandato y los conocimientos especializados necesarios para interactuar directamente con los combatientes. Por tanto, están llamados a prestar asesoramiento sobre las formas de interactuar con los grupos armados y, en última instancia, contribuir a la firma de un acuerdo.
El apoyo que brindan el desarme, la desmovilización y la reintegración a los procesos de mediación comprende tres tipos de actividades que se pueden emprender antes y después del proceso de mediación, y durante este:
- Apoyo a la mediación: despliegue de expertos, elaboración de acuerdos y asesoramiento en negociaciones.
- Análisis: localización de grupos armados e identificación de puntos de entrada para compromisos programáticos.
- Desarrollo de la capacidad: refuerzo de las capacidades de las partes para trabajar de manera constructiva en pro de un acuerdo.
La Sección de Desarme, Desmovilización y Reintegración ha prestado apoyo a la mediación en la República Centroafricana, Colombia, Darfur, Malí y el Yemen.
Reducción de la violencia comunitaria
En el último decenio, hemos asistido a un cambio a la realización de las intervenciones de las Naciones Unidas en las primeras etapas del proceso de paz, con operaciones desplegadas durante conflictos intensos. Los grupos armados, los cuales probablemente no hayan firmado ningún acuerdo de paz, suelen participar en economías sumergidas y redes criminales transnacionales. En algunos casos, ni siquiera se pueden distinguir los grupos armados de las comunidades.
En respuesta a todo esto, las Naciones Unidas han adaptado el enfoque tradicional, secuencial y centrado en las personas del desarme, la desmovilización y la reintegración para adoptar un enfoque más centrado en la comunidad, conocido como “DDR de segunda generación”. A la cabeza de esto se encuentra lo que llamamos reducción de la violencia comunitaria.
Las Naciones Unidas, ahora en los mandatos de Darfur, Haití, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Malí, han puesto en práctica programas de reducción de la violencia comunitaria que abarcan una serie de iniciativas, desde proyectos intensivos en mano de obra, incubación de empresas y foros de debate comunitario hasta la interacción directa con miembros de grupos armados y jóvenes en riesgo con el objetivo de prevenir nuevos reclutamientos. La reducción de la violencia comunitaria también desempeña una función crucial en la reducción de las tensiones a nivel de base para aumentar las oportunidades con respecto a la cohesión social y la resolución de conflictos.
En el contexto de la pandemia de COVID-19, las Naciones Unidas han vuelto a otorgar prioridad adecuadamente a sus programas de reducción de la violencia comunitaria en favor de la sensibilización, la prevención y la fabricación local de kits sanitarios para ayudar a las autoridades nacionales a mitigar la propagación del virus.
Tal y como señaló el Secretario General Adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, Jean-Pierre Lacroix, durante el décimo aniversario de la reducción de la violencia comunitaria (RVC), el 16 de noviembre de 2016: “La RVC ha demostrado su utilidad en muchos contextos diferentes, precisamente porque es ágil y está centrada en las personas... Es un ejemplo histórico de aprendizaje sobre el mantenimiento de la paz para su adaptación e innovación”.
Ejemplo sobre el terreno: La separación de Al-Shabaab en Somalia
El informe de 2017 del Comité Especial de Operaciones de Mantenimiento de la Paz reconoce la función que desempeñan los programas de desarme, desmovilización y reintegración a la hora de gestionar la separación de combatientes de los grupos extremistas violentos.
Las Naciones Unidas en Somalia (UNSOM) apoyan al Gobierno de Somalia en la ejecución de un programa nacional que ayuda a que los combatientes que se han separado de Al-Shabaab se reintegren en la sociedad. Esto ofrece una oportunidad única para que las tropas de Al-Shabaab sigan disminuyendo al ofrecer seguridad y medios de subsistencia alternativos. La orientación religiosa y la rehabilitación ideológica son un componente crucial de este proceso. Actualmente existen en todo el país cuatro emplazamientos de transición operativos que reciben a (ex)combatientes.
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Desarme, desmovilización y reintegración de la UNSOM en Vimeo.