La razón de ser de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas es proteger a los vulnerables, mantener la paz e impulsar lo mejor de la humanidad.
Es imperdonable que algunas personas traicionen esa misión y exploten a quienes deberían proteger, les hagan daño y abusen de ellos.
Los niños nacidos de esa traición se enfrentan con excesiva frecuencia a la pobreza, el estigma y la inseguridad.
Lo que merecen es reconocimiento, apoyo y dignidad.
Las Naciones Unidas se han empeñado en hacer esto realidad.
Sin embargo, no podemos hacerlo sin ayuda.
Contamos con los Estados Miembros para tomar medidas cuando sus nacionales estén involucrados:
Resolviendo más rápido las demandas de paternidad;
Haciendo que los responsables rindan cuentas;
Y colaborando con las Naciones Unidas para buscar urgentemente cómo resolver las demandas con rapidez.
Necesitamos un gran esfuerzo colectivo para reparar estos graves abusos de confianza.
Hagámoslo realidad.